NHK ni Yokoso! (Welcome to the N.H.K.)

NHK NI YOKOSO!

Tatsuhiko Takimoto| Comedia, drama, psicológico| 24 Capítulos| 2006| Estudio: Gonzo|★★★★

Sinopsis: Tatsuhiro Satou, un ex-universitario de 22 años entrando en su 4º año de desempleado. Lleva una vida totalmente reclusiva como hikikomori, donde finalmente llega a la conclusión bizarra de que lo que le está pasando tiene que ver con una conspiración. Un día en el que no parecía que nada en su vida fuera a cambiar, conoce a Misaki Nakahara, una misteriosa chica que quiere intentar rescatar a Tatsuhiro de su ostracismo.

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Opinión personal

«¡Esto es una conspiración! ¡La culpa de que todo me salga mal y que mi vida sea una mierda es todo obra de una gran CONSPIRACIÓN MUNDIAL!»

Todos hemos gritado esta frase en algún momento de nuestra vida al pasar por una mala racha. Tenemos unas ganas irrefrenables de convertirnos en bichos-bola, acurrucarnos bajo las mantas de nuestra segura y confortable cama y…  no salir de allí NUNCA, JAMÁS, EN LA VIDA… hasta que pasan dos horas y ya estamos aburridos de regodearnos en nuestra miseria y con ganas de un sándwich de nocilla. 

Habíamos pensamos que los problemas, las inseguridades y los fracasos no nos van a alcanzar al estar nuestra habitación rodeada por una barrera mágica donde el mundo real, con todos sus conflictos y fracasos, se quedan fuera de nuestro entorno. Eso incluye que la familia, los amigos y todo lo bueno de la vida se excluyen también, y poco a poco la mente se convierte en el mayor archienemigo con quien podríamos encontrarnos, y pensadlo bien… ¡¿para qué queremos un supervillano si ya tenemos despertadores o a tu madre para gritarte un sábado por la mañana, mientras pasa la aspiradora, que ya son las diez a las ocho y media?!.

Pues bien, los hikikomori tienen este estilo de vida perpetuo pero con wifi.

No puedo reseñar este increíble anime sin explicaros qué son los hikikomori, aunque por desgracia son tan comunes en Japón que seguro que habréis oído hablar de ellos; y ojo que en España ya se han detectado casos.  Sufren una especie de trastorno que convierten su habitación en una cárcel privada al aislarse de forma extrema, no se relacionan con nadie físicamente y mucho menos salen al exterior al sentir fobia social. Normalmente suelen ser jóvenes que ni trabajan ni estudian y que el sentimiento de fracaso les ha llevado a esa situación, sólo a través de internet se convierten en las personas que habrían querido ser, ingeniosas, graciosas o intelectuales,… en definitiva, una vida falsa que esconde una difícil enfermedad donde sobreviven gracias a la caridad de sus parientes, ya que ellos son incapaces de salir de casa para conseguir dinero. La soledad se convierte en su única amiga.

Tatsuhiro Satou, nuestro miserable protagonista, lleva escondido como hikikomori desde que dejó la universidad a los 18, y ya van cuatro largos años. Malvive gracias a la paguita que le envían sus padres que son ajenos a la enfermedad que sufre su hijo ya que éste les miente como un bellaco por vergüenza. Él está convencido de que existe una organización llamada N.H.K. (Nippon Hikikomori Kyokai, en español sería Asociación Hikikomori Japonesa)  que se dedica a conspirar para que todo le salga del revés y no consiga salir de su vida como hikikomori. Se le ha ido tanto la pinza que alucina con que sus electrodomésticos cobran vida como en una película Disney, pero en vez de limpiar y fregar la zorrera que tiene por habitación, empiezan a darle malos consejos sobre qué hacer con su vida.

A raíz de su reclusión, Satou se convierte en un idiota solitario, perezoso, inseguro, paranoico y tremendamente obsesivo con cualquier cosa o persona que caiga en su punto de mira. Durante toda la serie viviremos en primera persona sus situaciones cotidianas como hikikomori e intentos de salir de ella, luchará constantemente una batalla interna por mantener la cordura frente a los pequeños demonios que lo desestabilizan y le hacen delirar, siendo estos desvaríos tan disparatados y en clave de humor ácido que podrán provocarte autenticas carcajadas, sobretodo durante el primer arco de la serie.

La aburrida y rutinaria vida de Satou da un giro cuando conoce a Misaki Nakahara, una misteriosa chica que se ha propuesto rehabilitarlo como un proyecto personal. Misaki se desvivirá por reformar al despreocupado hikikomori y algo que no podremos dejar de pensar es porqué invierte tanto esfuerzo por un desconocido… ¿qué motivo hay detrás? ¿porqué siempre evita revelar su identidad? ¿qué saca ella de todo esto además de la satisfacción de devolver al redil al idiota de Satou?. Aunque el autor va dejando pequeños detalles de la verdadera Misaki no será hasta prácticamente el final de la serie que se revelarán las originales razones de ella.

Lo que va aguantar esta mujer por intentar rescatar a Satou no está pagado, debería estar nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz ya que para ser un recluido social, Satou,  vive mil aventuras principalmente causadas por sus malas decisiones donde dan ganas de darle un par de collejas y quitarle la tontería de golpe.

La relación entre Satou y Misaki es pura química, su extraño vínculo entre ellos se va desarrollando poco a poco a lo largo del tiempo con sus altibajos y desconfianzas donde se van necesitando el uno al otro, llegando a ser bastante confuso si se atisba algo relación romántica ya que recordemos que Satou es una persona obsesiva y simplona que cambia de idea según se alinean los planetas.

Y no podía faltar el secundario molón, que ese es mi querido Yamazaki,  vecino y ex-compañero de preparatoria de Satou. Es el típico vecino que tiene en modo cansino la misma música una y otra vez resonando en las paredes, imaginaos la tortura que pudo llegar a ser para alguien que está en casa a todas las horas… desde luego no ayudó mucho a la estabilidad mental de Satou dejándolo loco como una cabra y cinco ovejas flamencas.

Yamazaki es el personaje cómico de la serie por su rápida mala hostia que se calza cuando ve u oye algo que no le convence, gracias a eso es el que le para los pies a Satou cada vez que empeora como hikikomori. Es un declarado otaco que está estudiando para ser creador de juegos eroges y convence a Satou para desarrollar uno entre los dos soñando que llegarán a ser los reyes del mambo en el mundo de los juegos. Claro que sí, guapis. 

Una de las grandes pegas que le encuentro es el arte en el diseño de los personajes, porque a pesar de disfrutar con que sea de la vieja escuela, sencillo y simple donde realzan los paisajes o las expresiones de los personajes, tristemente ha habido momentos en que parecían cuatro rayas mal dibujadas bajando la calidad a nivel de ‘mono borracho lo hace con la punta de la cola’. Por suerte eso ocurre en contadas ocasiones.

Me he reiterado en muchas ocasiones en que la comedia y la diversión están aseguradas en este anime, pero también van de la mano la desdicha y las emociones desoladoras que consiguen tocarte la patata al instante. Hay que ser conscientes de que el argumento gira entorno a un tema peliagudo que consiguen contarlo de la forma más agradable y realista posible, por lo que será una autentica montaña rusa de emociones que en algunos capítulos no sabrás, si estás llorando de la risa o de tristeza. Logran una combinación magistral equilibrada entre comedia y drama; el humor, a veces negro, aligerará los momentos intensitos que se vivirán hacia el último arco de la serie.

El desenlace de la serie no es un final cerrado pero sí es satisfactorio con un toque de regusto nostálgico, hay mucha incertidumbre de si algún día se verá la luz de una ansiada segunda temporada, de momento solo puedo soñar con ella o recurrir al manga que sí que está finiquitado y verificar si al fin, mi despojo favorito Satou, logra salir de su vida como hikikomori o de si se acaba transformando en la cacho pelusa más grande de todo Japón con olor a sobaco de grillo.

Pues hala, allá que voy a devorar el manga. ¡Seguidme cuando lo terminéis!

Pauutopia