Trailer | Seinen, slice of life, aventuras | 13 episodios | Madhouse | Año 2018 | ★★★★☆
Sinopsis: Mari Tamaki, Hinata Miyake, Shirase Kobichizawa y Yuzuki Shiraishi son cuatro adolescentes con vidas muy diferentes pero que, de forma casual, van a ver sus destinos unidos en una odisea hacia el continente helado. Un viaje en el que madurarán como personas, conocerán el sentido de la verdadera amistad y aprenderán a comprender mejor el mundo que las rodea.
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Como en el clásico de Nippon animation Haha won Tazunete Sanzeri (1976), la joven Shirase Kobuchizawa quiere encontrar, cueste lo que cueste, a su madre, que se encuentra desaparecida en un lugar tan lejano como lo fue Argentina para el pequeño Marco: la Antártida. No hace falta irse tampoco tan atrás en el tiempo, el pasado verano del 2017 Riko en Made in Abyss también se embarcó en una aventura similar. La búsqueda del amor, en este caso el de la madre, es siempre un motor poderoso a la hora de acometer cualquier empresa. Pero a diferencia de las dos series mentadas, Sora Yorimo Tôi Basho incluye como protagonistas de la aventura a más personajes: un equipo formado por cuatro chicas con sus propias motivaciones, personalidades y dilemas. Y Atsuko Ishizuka, uno de los cerebros privilegiados actuales de la casa Madhouse, ha sabido llevarnos de la mano por un delicioso slice of life que ha desembarcado en una de las últimas fronteras de la humanidad: el continente antártico. Casi nada, chavalada. ¿Ha merecido la pena el viaje? ¿Ha estado a la altura de las expectativas? Pau y Magrat diseccionarán cuidadosamente con su ojo experto lo que ha dado de sí esta serie; y Sho-Shikibu añadirá un epílogo dedicado a la Antártida en el mundo de la ficción. ¡Esperamos que la entrada os guste!
Cuando el género es lo de menos
Cuando comenzó esta temporada eran pocas las personas que habían puesto sus esperanzas en ese anime que parecía tan absurdo como genérico con la trama de cuatro chicas monas se van a la Antártida. No tenía muy buena pinta desde fuera, pero acabó convirtiéndose en uno de los bombazos de la temporada… Una de las explicaciones de su éxito es lo bien que está narrada la historia y lo indefinible que es el género en el que está englobada. Realmente formaría parte de los slice of life pero aquí suceden cosas de más peso de lo que suelen contarnos los animes de dicho género. Tenemos mucha más comedia, más drama y bastante más aventura. Es un anime muy completo en el que comprendemos las complicaciones que conlleva participar activamente en un viaje a la Antártida, veremos a nuestras protagonistas meterse en mil líos, crecer como personas y estrechar su amistad, comprenderemos la importancia vital de estos viajes de crecimiento (a la Antártida o donde sea) en el que uno ha de enfrentarse a situaciones complejas y diferentes a las cotidianas solo. En fin, es una aventura muy enriquecedora, divertida y emotiva, en la que tendremos un poquito de todo, y ahí está la magia de este gran anime.
Personajes que rompen moldes
Otra de las partes más importantes de Sora Yorimo Tōi Basho son sus encantadores personajes que creo que nos han robado el corazón a absolutamente todos. Nuestras cuatro protagonistas desde luego tienen la habilidad de ser francamente reconocibles, adolescentes más o menos normales, no exentas de clichés (la genki, la más tímida, la idol…) pero que logran romper con todo eso y mostrar una personalidad más compleja y realista, unos objetivos en la vida e ideas propias.
De las cuatro sin duda Shirashe es la más compleja, la que origina toda la locura del viaje… Es una niña dulce, tímida y entrañable, pero lo que destaca por encima de todo es su caracter fuerte y su testarudez para hacer lo que sea necesario con el fin de conseguir sus objetivos. Me encantó ver ese punto vengativo en su caracter, ¿Quién no ha pensado alguna vez aquello de «Ah, ¿Que no me creéis capaz de hacer esto? Pues ahora os vais a enterar» Su personaje lo lleva al extremo añadiéndole encanto a raudales. Es con ella con la que más nos vamos a ligar emocionalmente y la que nos va a dar más alegrías y penas.
Tamaki es también un gran personaje que se deja llevar por su afán de aventuras, por sus ansias de hacer algo especial antes de hacerse mayor y tener que preocuparse por las cosas de los adultos. Buscaba una experiencia que recordar y la consiguió con creces. Aunque no lo parezca en un principio es también un personaje lleno de matices y sin duda es la que más fácil podemos identificar con un adolescente real, que difiere bastante de los que acostumbran a mostrarnos en los anime.
Por último tenemos a Hinata y a Shiraishi, a las que conocemos un poquito menos pero que también nos roban el corazón. Me gustó especialmente el giro que le dan al personaje de Hinata y esa manera en la que se nos muestra que para ella y Shiraishi lo más importante es el descubrimiento de esta amistad verdadera y para toda la vida que han encontrado.
Los secundarios, incluso los más circunstanciales también tienen su interés y aportan algo a la trama, pero son estas cuatro niñas las que han logrado quedarse con nosotros gracias a la enorme evolución que han tenido y a la amistad que se ha forjado entre ellas, real y palpable. Lo que te deja con ganas de ver muchísimos episodios más de Sora Yorimo Toi Basho son sin duda ellas.
El poder de la amistad lo cura todo
Si hay algo que consigue eclipsar los bellos paisajes que nos muestran de la Antártida es la amistad tan especial que se forja gradualmente entre ellas y que sin saberlo, era justo lo que necesitaban en ese momento de sus vidas. Normalmente, a las personas cuando están pasando por un mal momento les cambia la vida algo que jamás pensaban o creían poder hacer al darse un cambio de aires en un impulso de locura, como por ejemplo dejar el trabajo de ejecutiva e ir a cuidar cabritas sin hogar, o comprar una casa ruinosa en la Toscana y montar un hotel rural o ¡más locura aún!, enfundarse en unas mallas que le marcan hasta el peroné y apuntarse a clases de Hip Hop moderno. Son chifladuras e idas de olla que se salen de su zona de confort y que pueden conllevar resultados positivos e impensables, pero ¿qué ocurre cuando cuatro chicas que tenían sus propios problemas emprenden una aventura descabellada juntas? ¡pues el maldito viaje de sus vidas!
A pesar de que cada una se apunta al viaje para escapar de algo, Shirase es la promotora y organizadora de este fantástico viaje al fin del mundo por un motivo que será el eje de toda la serie y también tendrá la carga emocional más grande: seguir los pasos de su madre. Una investigadora que desapareció hace tres años en mitad de una expedición en la Antártida y desde entonces, Shirase se ha dedicado a trabajar como una burra en múltiples trabajos para lograr reunir el suficiente dinero para poder ir hasta allí y conseguir entender qué tenía ese continente tan especial para que su madre lo prefiriera antes que a su propia familia. Por lo que la superación de la pérdida de un ser querido es parte fundamental de toda esta historia tan bien hilvanada, y que va cogiendo emotividad conforme va avanzando la serie, sin resultarnos forzado, todo nos resulta tan natural que se nos va metiendo poco a poco en nuestras carnes. Todos seremos Shirase. La querremos apoyar, proteger y abrazar como lo llegan a sentir las otras tres co-protagonistas que tendrán un papel importante en ello, ¡juntas son más fuertes y pueden con cualquier cosa que propongan!.
En ese viaje al lugar más remoto de la Tierra además de pingüinos con cara de haberse dado cuenta que no tienen rodillas y jamás podrán ponerse en cuclillas, hay mucha diversión y valentía sí, pero también nos regalan la contrapartida ya que habrán muchas lágrimas, muchas serán de alegría, de emoción, de éxtasis, de nostalgia, de frustración, de melancolía e incluso de tristeza tan desgarradora que nos partirá el corazón en mil pedazos. Pero todas ellas juntas están bien equilibradas y en su justa medida y que conformarán esta maravillosa y refrescante serie con la que nos deleita el estudio Madhouse y que nos deja el siguiente mensaje: «Con valor, determinación y coraje, imposible no hay nada si te lo propones».
Epílogo: La Antártida en la ficción
Parafraseando a mi amado Star Trek, la Antártida es, por ahora, la última frontera de la humanidad. Al menos en la propia Tierra. Y su descubrimiento tiene mucho de curioso, porque antes de que eso sucediera, su existencia ya se había imaginado muy bien decenas de siglos antes. Aristóteles especuló sobre ella en su Libro II de Metereologica, allá en el s. IV a. C. Era la tierra opuesta al Ártico, la mítica Terra Australis Ignota, pero que no se pudo confirmar su presencia hasta el año 1820. Y no fue hasta 1911 y 1912 que se alcanzó el Polo Sur, con las expediciones Amundsen y Terra Nova. Todavía resuena en la cultura popular esa Edad heroica de la exploración de la Antártida, en la que durante 25 años el desierto más grande del mundo fue el centro de un enorme esfuerzo internacional (también japonés) por explorar su geografía y descubrir sus secretos. Las condiciones climatológicas extremas y los escasos recursos tecnológicos de los que se disponía, hicieron de su exploración una auténtica gesta épica, donde se pusieron al límite las capacidades físicas y mentales de los científicos y exploradores, reclamando incluso sus vidas.

De ahí que la Antártida haya sido concebida entre artistas y escritores como una tierra de misterio y peligro, de un enorme potencial pero inalcanzable. Todavía es considerada un enigma en muchos sentidos, una tierra despiadada, cruel y solitaria que fuerza al ser humano a mirarse a sí mismo y a sus temores. Aunque también es una tierra vulnerable y frágil, pues poco a poco está dejando de ser un santuario natural a causa de nuestra presencia. El continente austral es un símbolo asimismo de la belleza más pura, extendida a lo largo de miles y miles de kilómetros de vastedad blanca casi infinita.
Hay cientos de obras de ficción donde la Antártida tiene un papel preponderante, en los últimos años además el número de novelas, ensayos, series y películas dedicadas a ella ha aumentado considerablemente. En el imaginario popular continúa siendo un lugar donde el ser humano es puesto a prueba de la manera más feroz, y oculta todavía secretos inimaginables. Un paraje de soledad, aislamiento e incógnitas; donde la muerte se encuentra muy presente. La Antártida, o Antártica para nuestros lectores chilenos, representa, en bastantes ocasiones, un salto de fe. Como lo fue para nuestras chicuelas de Sora Yorimo Tôi Basho. Aunque en la actualidad esté perdiendo algo de su halo de impenetrabilidad, el continente helado alberga aún muchos interrogantes en su congelado seno.
No todas las obras dedicadas a la Antártida han sido maravillosas, ni muchísimo menos; precisamente al tratarse de un arcano moderno, los delirios y extravagancias han rodeado su ficción a menudo. Sin embargo, no hay que negar que también se encuentran grandes clásicos entre sus huestes. Muy emocionante es el poema de Samuel Taylor Coleridge The Rime of the Ancient Mariner (1834) y que podéis leer aquí; no obstante, uno de los trabajos más importantes que toca el continente austral es la única novela que escribió Edgar Allan Poe (y dejó inconclusa): Las aventuras de Arthur Gordon Pym (1837). Aunque se trató de un encargo meramente nutricional para el escritor y es, en general, valorado de forma poco favorable (a mí me encanta, que conste), se trata de una obra que ha influido muchísimo en otras posteriores como La Esfinge de los hielos (1897) de Julio Verne, que fue en realidad una continuación y homenaje a la novela de Poe; y mi admirado relato En las Montañas de la Locura (1931) de H.P. Lovecraft. Otra novela corta, Who goes there? (1938), de John W. Campbell, prolífico editor de ciencia-ficción, también trabajaría el tema de la expedición científica que encuentra algo inesperado enterrado bajo los hielos. Aunque sería en realidad su segunda encarnación cinematográfica, The Thing (1982) de John Carpenter, la que conseguiría amalgamar a la perfección la crueldad de Poe con el horror cósmico de Lovecraft. Una película legendaria del terror altamente recomendable, y que plasma muchos de los tópicos populares relacionados con la Antártida.

Los cómics tampoco se han librado de la gélida influencia antártica. Destacamos Whiteout (1998) de Greg Rucka y Steve Lieber, con adaptación al cine en 2009, y que narra la historia de la miembro del cuerpo de Marshalls de Estados Unidos Carrie Stetko. Tomando de base la estación McMurdo, irá recorriendo otras distintas para lograr resolver un asesinato. ¿Se habrá inspirado Rucka en el personaje de Marvel Whiteout para darle nombre a su tebeo? Es posible que sí, es posible que no. No obstante, Whiteout es una mutante que vive en la mítica Tierra Salvaje. ¿Y dónde está la Tierra Salvaje? Lo habéis adivinado: en la Antártida. Un lugar creado como reserva natural por una raza extraterrestre, los Nuwali, durante el Mesozoico (en realidad por Stan Lee y Jack Kirky en el número 5 de X-Men de 1965), que posee clima tropical y todo tipo de criaturas anteriores a la Extinción masiva del Cretácico, incluidos dinosaurios.
De manera personal, me gustaría destacar el relato corto que la grandísima Ursula K. Le Guin publicó en 1982 en The New Yorker: Sur. Ubicado en plena Edad heroica de la exploración, Le Guin pone rumbo a la Antártida a un grupo de 9 mujeres peruanas, chilenas y argentinas. Unas mujeres que, además, llegan al Polo Sur antes que Amundsen o Scott, en 1909. Una aventura llena de grandísimos sacrificios y que exige enorme valor, características concedidas tradicionalmente al género masculino, y que Le Guin otorga a unas mujeres que no deja de esbozar, además, con la mentalidad propia de su época. Un extraordinario what if…? que la escritora documentó de manera exhaustiva, realista y cuidadosa.
No puedo eternizarme hasta el infinito y, a pesar de que dejo en el tintero muchas obras sobre la Antártida interesantes, debo ir finalizando este pequeño epílogo añadiendo un par de recomendaciones dirigidas a quienes os hayáis quedado con más ganas de Antártida tras ver Sora Yorimo Tôi Basho. La primera de ellas es un sketch que realizaron los Monty Python para su ya mítico Flying Circus (1969-1974), titulado Scott of the Antarctic. Una parodia delirante del film del mismo nombre del año 1944, que cuenta los avatares de la última expedición de Robert Falcon Scott (Terra Nova), en la que falleció. Emerge, como es de esperar, el delicioso humor surrealista y absurdo de los Python a través de pingüinos gigantes con tentáculos, directores enfermos de oligofrenia, leones de peluche y una damisela en ropa interior.
También merece su espacio la que fue la película japonesa más cara de su época: Virus o Fukkatsu no hi (1980). Un film apocalíptico en el que la humanidad ha sucumbido bajo una pandemia global, sobreviviendo únicamente los habitantes de las distintas bases antárticas. Contó además con un reparto internacional de prestigio, y fue grabada en localizaciones tan dispares como Machu Picchu, Punta Arenas, Washington o Tokio. Pero que se gastara un pastizal en casting, localizaciones, medios y marketing no garantizó en absoluto que la cinta resultara decente. De hecho, Virus es un esperpento grandilocuente, sobreactuado, con un guion repleto de clichés y que se desangra literalmente en los brazos de un melodrama lacrimógeno cursi e hiperbólico. Sin embargo, ¡entretiene! Son dos horas y media (sí, DOS HORAS Y MEDIA) en las que no me aburrí en ningún instante, lo cual no deja de ser bastante curioso. Fukkatsu no hi forma parte de esos excesos que cometió Japón por intentar encanjar dentro del cine maistream, dominado por los estadounidenses. Y la caída, os lo aseguro, fue antológica.
¿Qué os ha parecido a vosotros Sora Yorimo Tôi Basho? ¿Coincidís con nosotras? ¿Qué es lo que más os ha gustado de la serie? ¿Os habéis quedado con más ganas de Antártida? ¡Nos leemos en los comentarios!
MAGRAT, PAU Y SHO-SHIKIBU
Creo que fue lo mejor de la temporada, yo no lo esperaba para nada. Para ver: el capítulo 2 fue muy bueno, de antología, asimismo fue bueno el capítulo 12, aunque era de esperar igual fue muy triste toda la situación.
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Bienvenido Michel!
Para nosotras también ha sido de lo mejor de la temporada y candidata a estar en nuestro top final del 2.018. Una bonita combinación entre tristeza y alegría. Chapeau.
Un saludete
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Empecé a ver este anime por recomendación vuestra y vaya pasada, no puedo estar más agradecida por llevarme hasta Sora Yori, aka Las chiquillas que se van a la Antártida.
Yo querría destacar, o aportar, que (en mi opinion) Shirashe es de las cuatro la que más evoluciona. Pasa de ser fría, distante y bastante difícil de tratar a abrirse y demostrar que en realidad todo aquello era una coraza que había construido para protegerse del dolor. Es curioso que tuviera que irse a un lugar tan inhóspito y poco amable con el ser humano como es la Antártida, en ese lugar tan lejano y extremo es donde Shirashe se «rompe» y la coraza cae. Y eso es algo que consigue gracias a esas tres maravillas de amigas que se lleva consigo en su viaje.
Por último decir que no estoy segura de querer una segunda temporada de Sora Yori, este anime ha terminado como debía y está perfecto. Quizá con otros personajes y un viaje a otra parte podría ser una buena idea. Pero estas cuatro locas de la vida (lease con todo el cariño) ya han contado su historia, ya pueden hacerse mayores, si no lo son ya.
Hala, voy a leer el epílogo que pinta muy interesante.
Un abrazo a cada una!
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¡Aloha, Polly! 🙂
A mí tampoco me parecería adecuada una segunda temporada con estos mismos personajes, creo que han cerrado muy bien la serie así. No veo la necesidad 🙂 ¿Con otro elenco? No sé, quizás, depende xD
Shirashe también me ha gustado mucho, es mi favorita ❤
¡Abrazo de vuelta, nos leemos! 😀
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Hola, pues ahora que ya finalizo sin duda veré la serie 🙂 Una entrada muy completa, que anima a verla tanto el análisis tan cuidadoso de la obra como el fantástico epílogo sobre la Antártida. Las felicito por coordinar tan bien la escritura CLAP CLAP CLAP (merecidos aplausos) Solo quiero agregar que The Thing es un peliculón, entre la paranoia, la desconfianza y ese clima gélido que solo hace que se sientan más desválidos y aislados hicieron magia. Y las obras de Poe y Lovecraft también me han gustado mucho (debo reconocer que la de Poe la tengo un poco olvidada) Besos a las tres 🙂
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¡Hola, Coremi!
Este es, junto a Pop Team Epic, mi anime invernal. Tampoco he seguido muchos más, ya lo sabes, pero las aventuras de estas mozuelas en la Antártida de verdad que merecen la pena. Es una serie que está dirigida con mucho tino y buen gusto, sin caer en excesos sentimentales pero brindando una vertiente humana tierna y emotiva. Muy equilibrada en general, y eso no es tan fácil de encontrar.
The Thing es MUY GRANDE, un film que todo el mundo debería ver una vez en su vida, aunque no le guste el género de terror ❤
¡Échale un ojo al relato de Ursula K. Le Guin! ¡Es portentoso!
¡Besazo, Coremi!
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[…] […]
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[…] para invitaros a que paséis por esta estupenda entrada que en Otakus Treintañeras le dedicaron a Sora Yori, la serie de las chiquillas en la Antártida […]
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[…] Pero Sora yori mo Tôi Basho nos demostró que pueden existir series con chicas de protagonistas que se comporten, sencillamente, como seres humanos. Sin espantosos melodramas juveniles con romance a dolor, sin venta de carne al por mayor para goce exclusivo masculino, o supermujeres con efluvios de testosterona. Nada de eso. Personas normales y corrientes. Un grupo de adolescentes que decide abrirse camino en el mundo con tesón y el indispensable apoyo que la amistad brinda. Una historia bien articulada, un elenco sólido y diverso, y una excelente dirección han hecho de Sora yori mo Tôi Basho una de las sorpresas más agradables de este 2018, cuya reseña podéis leer aquí. […]
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