Últimos descubrimientos | 2

¡Vuelve la sección de Últimos descubrimientos a Otakus Treintañeras! Y una vez más os traemos un poquito de todo, cine, manga, música, anime, literatura y hasta comida, eso sí, todos desde nuestro adorado país del Sol Naciente. Esperemos que disfrutéis de nuestros últimos descubrimientos y compartáis los vuestros.

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Magrat Ajostiernos

 

1. Nadie sabe. En esta ocasión os traigo una buena tanda de películas, y es que me he hecho una cuenta en Filmin, y por fin puedo ver cine de calidad japonés en VOSE sin tantas complicaciones. La primera película que me lancé a ver fue Nadie sabe, de mi adorado director Hirokazu Koreeda… Es una película que mucha gente llevaba tiempo recomendándome y no me ha decepcionado. Es una historia terriblemente dura sobre unos niños abandonados a su suerte, sobre el preocupante egoísmo de la sociedad japonesa (y del mundo en general) y la falta de empatía. Habla con mucha crudeza de la pérdiad de la infancia y el sufrimiento pero también tiene momentos divertidos y livianos. Aún así, película difícil y que no deja buen cuerpo precisamente… pero cuyo esfuerzo merece la pena por todo lo que consigue hacer reflexionar al espectador.
2. A silent Voice. No esperaba esta película con demasiadas expectativas porque el manga no me gustó excesivamente… tan solo leí un tomo o dos pero aunque la historia me resultaba interesante, me parecía que estaba narrado para un público adolescente con el que a estas alturas me cuesta conectar, quizás eso cambie en los siguientes tomos pero, sinceramente, me dio bastante pereza continuar. En cambio con la película conecté desde el principio con los personajes como no me ocurrió en el manga y la fascinante animación ayudó mucho a que disfrutara de la experiencia. La historia es bonita y triste al mismo tiempo, habla del bullying, la depresión y el suicidio con bastante delicadeza. Cierto es que hacia el final tira lo suyo de melodrama pero eso no quita para que la experiencia haya sido maravillosa, y esté desendo volver a ver esta película cuando la estrenen en cines (y volver a llorar a lágrima viva felizmente).
3. Primavera tardía. Lo que más ganas tenía cuando me hice Filmin era de adentrarme en la filmografía de Yasujirō Ozu, un autor que me había fascinado con sus Cuentos de Tokio. Primavera tardía me ha gustado muchísimo también. Es cine japonés clásico así que hay que tener en cuenta que lleva otro ritmo, que viene siendo muy muy MUY lento, pero para mi eso no es problema, al contrario. Aquí nos encontramos con la intimista historia de una joven que vive con su padre viudo hasta que un día su tía se empeña en que ya va siendo hora de que se case… La joven no quiere separarse de su padre y este pequeño drama familiar va a ir hilvanándose con mucha delicadeza hasta el melancólico desenlace. He disfrutado especialmente con el contexto, las consecuencias que se aprecian tras la guerra y por supuesto todos esos guiños a la presencia constante de los Norteamericanos y la occidentalización de los jóvenes de aquella época. Una vez más Ozu nos habla del choque entre lo tradicional y lo moderno, las viejas tradiciones con las nuevas modas, oriente contra occidente… y a mi me encanta.
4. Stand up! ¡Por fin algo que no es una película! Stand Up es un manga de Aiji Yamakawa, y me acordé de él básicamente porque Milky Way licenció el otro día una de sus obras. Total, que volví a mis odiados scans para releerme esta historia y volvió a encantarme (Con lo cual no hay dudas, me haré con ese manga cuando MW lo publique). Es una serie abierta y lleva tres tomos, se trata de un shojo fresco, divertido y dulce, sin ser en absoluto ñoño y para nada dramático. Tira bastante del slice of life y probablemente por eso a mi me gusta tanto. Stand up! es una historia dinámica pero algo intronspectiva cuyo principal aliciente son sus personajes, todos bastante carismáticos aunque no excesivamente originales. También me encanta el dibujo, con ese trazo tan suelto y bonito. Un shojo en el que ya desde el segundo capítulo la pareja principal comienza a salir y todo resulta muy natural, ágil y sorprendentemente realista para la edad de los protagonsitas.

 

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Pauutopia

1. Asano Inio. Es un autor que escribe unos mangas acojonantes y yo, siempre a por uvas en la parra, acabo de descubrirlo. Asano es conocido por ser atípico en sus atrapantes y realistas historias que consiguen tocarte la fibra, empatizas con los personajes por los grandes matices y detalles a porrillos con que nos deleita el autor. Su obra más popular es Solanin pero anteriormente, en el año 2.002, escribió «Subarashii Sekai» también conocida como «What a wonderful world!» que es la que estoy leyendo actualmente y me ha enganchado al mangaka como un koala a una hoja de bambú. Me casaría con él sólo para que me contará historias antes de dormir, ¿creéis que estará soltero? 🙂

Subarashii Sekai es una obra de género costumbrista  que consta de dos tomos siendo en total diecinueve capítulos autoconclusivos con historias totalmente diferentes donde va narrando la vida diaria de los personajes, los cuales los vemos como se van a adaptando a los cambios habituales que sufrimos nosotros en la vida real. Es un manga adulto que aunque no lo he terminado, yo ya lo recomiendo de una forma vertiginosa, rauda y veloz. ¡A por él!

2. JunsKitchen: Jun Yoshizuki es un chef japonés que se ha convertido en un youtuber star gracias a su facilidad para enseñar recetas bajo a la atenta mirada de su gato Kohaku, parece tan sencillo que hasta el gato asiente. Su canal de Youtube es JunsKitchen y puedes verlo cocinar desde omelet hasta sushi, tempuras o cualquier otro típico plato japonés que después acaba siendo el tentempié del gatete, debe ser por eso que el lindo felino no le quita ojo al dueño. Uno de sus vídeos más famosos es ¿Los gatos qué prefieren comida casera o pienso?, tiene más de tres millones de reproducciones y estoy segura que la gran mayoría son de miles gatos intentando que sus dueños les cocinen a diario. Aquí os dejo mi receta favorita «Japanese Omelette Rice», disfrutadla.

 

3. Kokoro ga sakebitagatterunda. Hace aproximadamente un mes, por casualidad, tropecé con esta película de Tatsuyuki Nagai (A-1 Pictures) que se estrenó hace un par de años, por lo que seguramente no será una novedad para la mayoría de vosotros pero por si acaso hicisteis caso omiso de este estreno, darle otra oportunidad, no es tan espectacular como Your Name ni tan conmovedora como Silent Voice y además peca de algunos dramas exagerados de adolescentes pero tiene algo especial…y ese algo refrescante es un mensaje que a veces necesitamos recordar, la necesidad de expresarnos ya sea verbal, facial, musical, por escrito o por gestos para no vivir con represión  y llegar a dejar de ser nosotros mismos.

La historia trata sobre Jun, una chica con mucha personalidad que se quedó sin habla por un trauma del pasado y que según ella se le apareció un príncipe huevón,  ¿o era un huevo con corona?, ¡bah! lo importante es que la maldijo al quitarle la capacidad del habla y vivir en el más absoluto silencio. Años después, la eligen para formar parte de un comité de su clase donde es elegida para ser la protagonista de un musical. ¿Qué? ¿La muda cantando? Seeeeh, interesante, ¿eh?. Si queréis saber más, tendréis que verla o esperar a mi reseña que estará en breve. Para abrir boca aquí podéis echar un ojo al trailer.

4. Full Metal Panic!. El esperado regreso de una nueva entrega de la saga que se llamará «Full Metal Panic: Invisible Victory!» por el estudio de animación XBEC (Love Hina, Triage X)  no puede tenerme más loca. Full Metal Panic! es mi anime favorito ever and ever de los everes, es la mezcla ideal entre acción, robots, intriga y parodia shojo estudiantil, ¡lo tiene todo perfectamente integrado!. Adoro a ese maldito friki militar llamado Sousuke Sagara y a la única que puede ponerlo en vereda, la agresiva Kaname Chidori. Para quien no conozca el manganime os pongo en antecedentes, la trama gira entorno a la Agencia Mithrill quien es la encargada de proteger a Chidori  ya que posee una habilidad especial para desarrollar alta tecnología militar, algo de lo que ella no tiene la más pajolera idea. Asignan la misión a tres soldados, el especialista francotirador Kurtz Weber, un locuelo mujeriego; la Teniente Melissa Nao, la jefa del equipo con gran afición por la cerveza y al Sargento Sagara, un mercenario entrenado desde niño que no sabe distinguir la realidad de un campo de batalla; él se infiltrará como estudiante en la misma escuela que Chidori y será su guardaespaldas más directo, lo que causará divertidas situaciones cómicas al creer constantemente que Chidori está en peligros inexistentes y absurdos. Tiene tres temporadas, siendo la segunda, Fumoffu, la más cómica ya que se centra más en las andanzas controvertidas en la escuela de Sagara y Chidori al margen de las batallas militares y sus enemigos. Siendo todo lo contrario en la tercera temporada, The Second Raid, al ser mucha más oscura y dramática al volcarse en los peligrosos terroristas, los archienemigos. Disfruto hablando de ella y se me nota. No descarto volverla a ver antes del estreno y ¿vosotros?.

Hasta hace unos días se esperaba el estreno para este otoño pero motivos desconocidos lo han pospuesto para el día ‘no sabemos cuando’ del mes ‘ni puñetera idea’, así que más les vale que sea para este invierno o enero del 2.018 como mucho porque ya llevamos esperando once años para este momentazo, ¡tened piedad, jodíos!

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Sho-Shikibu

1. Free Soul. La autora Ebine Yamaji era una de mis asignaturas pendientes dentro del yuri. Como no es un género que me entusiasme, he estado remoloneando un poco y… ¡maldita la hora! Debí haberme puesto antes con esta mangaka. De los tres comics que he leído, Love my life (2000), Indigo Blue (2002) y Free soul (2004), este último es el que más me ha gustado. No lo considero el mejor, ese honor recaería según mi amorfo criterio sobre Indigo Blue, pero ese profundo afecto que demuestra por la música me conquistaron casi de inmediato. Ya solo esa primera doble página, con portadas de discos indispensables de Parliament, Prince, Al Green, Aretha Franklin, el Superfly de Curtis Mayfield, The Isley Brothers, Me’shell Ndegeocello… es toda una declaración de principios de la música negra que no se puede (ni debe) rebatir. La historia es bastante tradicional, simple amor. Un amor que surge entre Keito, una chica de 22 años que ha huido de su madre, ya que no termina de aceptar a una hija lesbiana; y Niki, la enigmática trompetista de una banda de funk. Por supuesto, aparecen muchos más personajes enriqueciendo el argumento, que sigue los pasos de la creación de un manga; y el idilio no transita por senderos rectos. Free soul es un manga diferente y a la vez reconocible, sin dramas. Un buen comienzo para introducirse en la obra de Ebine Yamaji. Además tiene un dibujo genial.

2 . Taki no Shiraito. Mi romance con el cine silente viene de muy lejos, pero aunque se iniciara en la infancia, no he tenido ni las oportunidades ni el tiempo suficientes para descubrir todas las joyas ocultas que guarda el cine japonés. Taki no Shiraito (1933) es una de ellas, que además fue firmada por uno de los cineastas más talentosos del planeta: el gran Kenji Mizoguchi. Basada en la novela Giketsu Kyôketsu (1894) de Izumi Kyôka, antes de su adaptación cinematográfica tuvo su encarnación en el teatro shinpa con bastante éxito. Su paso al celuloide era lógico, y no pudo recaer en mejores manos. El hilo blanco de la catarata, como se podría traducir, es el nombre artístico de una mujer que trabaja en una compañía teatral ambulante. Es conocida por su belleza y talento, pero pronto cumplirá 25 años, lo que implica que se convertirá en una solterona. Mizoguchi nos presenta su tradicional personaje femenino fuerte e independiente, que víctima de un entorno injusto y despiadado, enfrentará un destino trágico. La joven se enamora del típico nimaime guapo pero de personalidad frágil, un muchacho que intenta sacar adelante sus estudios en leyes gracias al apoyo económico que le brinda la artista. Quiere convertirse en un hombre importante, y hacerse digno de casarse con ella. El melodrama se olisquea, se respira, ¡pero qué bien llevado por parte de Mizoguchi! Este hombre hacía poesía con la cámara, me ha encantado, aunque tampoco podía ser de otra forma. Todos los rasgos característicos de su estilo están ahí, y el tiempo luego los bruñiría hasta alcanzar esa excelencia conocida por todos.

3 . Cuentos de hadas japoneses. Ediciones Satori me tiene últimamente contentísima, son varias obras seguidas las que ha publicado que, aparte de dejar mi bolsillo temblando, han conquistado mi gélido y diminuto kokoro. Este Cuentos de hadas japoneses, editado originalmente en 1910 con el nombre de Green Willow and Other Japanese Fairy tales, es mi favorito. Consiste en 38 relatos compilados por la magnífica escritora y folclorista Grace James. Esta dama nació y pasó gran parte de su infancia en Tokio, aprendiendo a amar desde la niñez las narraciones fabulosas del país. Solo puedo decir que el libro es una auténtica delicia, además incluye las ilustraciones originales de Warwick Goble, dedicado a plasmar con sus acuarelas los paisajes oníricos de la Asia más fantástica. 40 ilustraciones a color con toda la opulencia y delicadeza del arte de principios del s. XX. Un volumen para leer, releer y volver a él mil veces, siempre disfrutando cada ocasión. Cuentos de hadas japoneses es un tesoro para guardar durante toda la vida.

4. Never Young Beach. Se acerca el veranito con esas estupendas temperaturas de 42 grados (al menos en Zaragotham ocurre así) y el cuerpo pide otro tipo de melodías que acompañen ese espíritu de alegría y holganza tan típico. ¿Verdad? Pues va a ser que la mayoría de los humanos vivimos estos meses de forma bien distinta… pero que la realidad cacafú no nos estropee los sueños de playas paradisíacas y vacaciones fresquitas. Para acompañar esas fantasías mientras se nos cuece el trasero, Never Young Beach son la banda japonesa idónea. Composiciones sencillas de pop luminoso y melodías contagiosas, buen humor y una tierna chispa lo-fi. Son una formación bastante reciente (2014) y con solo dos discos bajo el brazo, Yashinoki House (2015) y Fam fam (2016), pero ya se están haciendo un huequecillo en el panorama independiente nipón. A destacar sus interpretaciones espontáneas y la voz profunda de crooner (y maravillosamente imperfecta) de su cantante, Yuma Abe. Todo lo relacionado con Never Young Beach está manejado con gran frescura y cierto aire ingenuo, que enfatiza su clara vertiente juvenil y desmañada. Canciones inmediatas que beben de los años 60 y el indie noventero, como una enorme sandía dulce y jugosa. Imprescindibles sus vídeos musicales, ¡pura diversión!

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