Tokyo☆Zombie: caos, muerte y jiu-jitsu

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| Humor, horror, seinen| Tomo único | Año: 1999 | Autsaider Cómics | ★★★★☆ |

Es curioso cómo algunos lectores se sincronizan con los asuntos que tengo en mente publicar, tanto aquí como en SOnC. Ha sido el caso de Tokyo Zombie, por el que me preguntó hace unos días Shiza vía twitter. En consecuencia, aquí lo tenéis: uno de los mangas más divertidos e irreverentes que he leído en bastante tiempo. Sí, va de zombis. Sí, está ubicado en un futuro post-apocalíptico. En este 2017 es como no decir nada, pues llevamos más de una década de cadáveres ambulantes con sus habituales orgías de vísceras y propósitos de dominación global en un planeta mandado al carajo. Nos las sabemos ya todas respecto a los devoracerebros, poco nos pueden sorprender a estas alturas. Sin embargo, una de las cosas interesantes de este manga es precisamente que predijo toda esa moda de la que apenas nos estamos recuperando. Tokyo Zombie se adelantó a su tiempo, y fue pionera en plantear ciertos asuntos de los que actualmente estamos aburridos.

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Estoy sorprendida de que su publicación en España, gracias a la editorial Autsaider Cómics, haya tenido tanta repercusión. Al menos a nivel mediático. No sé cuántos habremos sido al final los que aflojamos la cartera, pero Tokyo Zombie tuvo el honor de disponer de su propia reseña en RTVE y en el templo de las moderneces del Mondo Sonoro. Guau. Me asombra más que nada porque es un manga bastante burro, y que lo tiene francamente difícil para conquistar al público occidental, sobre todo al otaku. Considerando además que va dirigido a lectores adultos y con ya ciertas tablas en estas arduas lides de los tebeos, ha sido extraordinaria su difusión. Y me alegra, qué carajo, porque Tokyo Zombie es una obra requeteandergráund, y resulta gratificante ver sus maravillosas cafradas valoradas como se merecen. En Japón goza de bastante popularidad, no obstante; y por lo que he podido indagar, hay por lo menos una docena de tankôbon más prosiguiendo la historia. Incluso una película y cientos de campañas de publicidad.

Por otro lado, debo reconocer que Tokyo Zombie es un caramelito para todos aquellos que somos yonkarras de las referencias a la cultura pop. Este manga se encuentra plagado de ellas. Y que salen zombis, leñe, ¿lo he dicho ya? Considerando también su aureola de obra de culto, era de esperar cierta respuesta entre la parroquia más frikaza. Aun así, no he podido evitar admirarme. ¡Todavía queda algo de esperanza para el homo sapiens!

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Tokyo Zombie tiene de protagonistas a un gran sensei de jiu-jitsu y a su discípulo. Uno calvo y otro con el pelo afro. Ambos trabajan en una fábrica de extintores y acaban matando de un palazo a su jefe, que no cejaba en sus burlas hacia su seria dedicación a tan digno arte marcial. Como mucha gente tiene costumbre, llevan a enterrar su cadáver al ominoso Fuji Negro, en cuyo vientre se está gestando el apocalipsis. Tanta inmundicia y residuos tóxicos conciben la aberración absoluta: la resurrección de los muertos ahí sepultados… pero regresando como zombis. Solo es una mera cuestión de tiempo que la humanidad se devore a sí misma. De una manera u otra.

Pasados unos meses, los supervivientes han levantado un muro que los mantiene aislados de un exterior donde reina la muerte y la destrucción. Pero dentro también han construido un horror equiparable, una sociedad desigual donde una élite rica vive a costa de una población esclava. Y una de sus diversiones consiste en realizar combates de lucha libre entre gladiadores y zombis capturados. Uno de esos guerreros es nuestro amigo Fujio Pon (el del pelo afro) que, acompañado de su perro, ha alcanzado una increíble maestría en el jiu-jitsu. Mientras, la situación general fuera y dentro del muro está llegando a extremos insostenibles… ¿qué ocurrirá?

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Hanakuma echa mano de la blaxploitation sin rubor. ¿Es Jim Kelly o Ron Van Clief el que está repartiendo cera? Además las llaves que emplea son reveladas con gran precisión. También al Vengador Tóxico (1984) puede apreciarse en lontananza. Pero esos detalles no dejan de ser una anécdota entre toda esa mezcolanza de situaciones delirantes y cómicas que plasman una realidad fea, cruel y absurda. Mucha serie B, mucho subgénero Z. Tokyo Zombie no se toma en serio a sí mismo, aunque ello no es óbice para que broten los consabidos vituperios a la sociedad contemporánea (sin mojarse demasiado, eso sí). De lectura rápida, es un espejo deformante que devuelve un reflejo muy poco halagüeño: clasismo, alienación, impostura, maledicencia. Pero es el concepto estético del autor lo que más llama la atención.

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El arte de Yusaku Hanakuma (Tokio, 1967) sigue fielmente los patrones del heta-uma, estilo que en Occidente no hemos tenido la oportunidad de conocer demasiado bien, quizá porque también surgió, allá en los lejanos años 70, como movimiento independiente. Su figura más importante sigue siendo Teruhiko Yumura (Tokio, 1942), al que casi podríamos considerar su padre. Su propuesta consistía en darle una patada en el culo al virtuosismo técnico, enfocando la esencia del cómic a su expresión más básica. Sus dibujos eran deliberadamente toscos e infantiles, a veces con un toque naïf, y buscaban tanto inmediatez como dejar perplejo al lector. Para ello Yumura se regodeó en el pop-art, las vanguardias y buceó en el cenagal del punk. Incorporó a sus viñetas y portadas continuamente referencias a la cultura popular estadounidense, sin hacer ascos incluso a lo más trashy. Fue una reacción lógica al gran perfeccionismo formal de la época.  El heta-uma es crudo en sus formas, y se aleja por completo de la noción tradicional que tenemos del manga, heredado de los patrones de Osamu Tezuka. Yumura rompió con todo eso, y junto a él estuvieron también Takashi Nemoto o nuestro mangaka de hoy, por supuesto. Todos ellos regurgitaron esta nueva y primitiva visión del tebeo en, como no podía ser de otra forma, las páginas y portadas de la mítica (e imprescindible) revista Garo.

Sin embargo, Tokyo Zombie vio la luz en la recién nacida AX, heredera directa del espíritu de Garo, que para finales de los noventa había perdido el rumbo y se encontraba dando sus últimos coletazos (por desgracia). Allí, y sin excesivas pretensiones, Hanakuma fue publicando lo que en principio iba a ser una historia corta… pero el tema se le fue de las manos. Por completo. Tokyo Zombie se convirtió en un rosario de insensateces y alegres mamarrachadas imparable.

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Tokyo Zombie no es un manga para todo el mundo. De hecho dudo bastante de que un tebeo de estas características hubiera podido engendrarse en la actualidad. Es tan políticamente incorrecto, tan feroz y con un sentido del humor tan negro (como las tres bocas de Lucifer), que a muchos les provocará ácidas indigestiones. Exige pocos prejuicios y ganas de pasarlo bien. Porque no deja de ser eso, un tebeo que busca hacer reír con las habituales pizcas de crítica social y las indispensables notas de sarcasmo sangrante (nunca mejor dicho) que acompañan al género. Tokyo Zombie es un aspersor de testosterona concentrada, con todos los topicazos que escoltan los excesos de esta hormona (peleas y combates a tutiplén, acción, sexo guarro, violencia gratuita, etc) y tremendamente divertido. Aunque solo los espíritus más avezados osarán averiguar lo que una piara de cerdos cabreados es capaz de provocar…

SHO-SHIKIBU

7 comentarios sobre “Tokyo☆Zombie: caos, muerte y jiu-jitsu

  1. Genial, se ve super bizarro me gusta mucho le daré una oportunidad. La información sobre el estilo de dibujo es fascinante, siempre es divertido leer sobre una obra y a la vez saber de sus orígenes de donde sacó inspiración y todo lo que hay detrás. Besos.

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